domingo, octubre 19

Deflación en dos países de América Latina: por qué no es tan buena noticia


Durante años la inflación ha sido uno de los mayores dolores de cabeza para las economías latinoamericanas. Sin embargo, una situación poco común está ocurriendo en la región: dos países cerraron septiembre con inflación negativa.

Se trata de Costa Rica, con una variación de -1%, y Panamá, con -0,3%, según los índices de precios al consumidor comparados con el mismo mes del año pasado.

Aunque cada caso tiene matices particulares, hay factores compartidos que ayudan a explicar el fenómeno. Odalis Marte, secretario ejecutivo del Consejo Monetario Centroamericano, señala que la caída en los precios internacionales de los combustibles y de algunos alimentos ha contribuido a este retroceso inflacionario. En algunos países también han influido decisiones internas, como la reducción de aranceles o subsidios.

El Salvador, por ejemplo, estuvo cinco meses en terreno negativo y apenas volvió a números positivos, con una leve inflación de 0,3%. En ese país incidió la rebaja de impuestos a alimentos importados. En Costa Rica, además, la apreciación del colón frente al dólar ha tenido un papel clave.

Para Carlos Acevedo, expresidente del Banco Central de Reserva de El Salvador, parte de lo que ocurre responde a un efecto “pospandemia”. Explica que los precios se dispararon tanto entre 2021 y 2023 que la baja actual no refleja una recesión, sino una corrección frente a una base de comparación muy alta. Por eso no lo considera preocupante.

Costa Rica ya acumula cinco meses consecutivos con precios a la baja, mientras que Panamá lleva un año con variaciones negativas en su IPC.

Este comportamiento no es habitual en América Latina. Y, como apunta Benjamin Gedan, investigador de la Universidad Johns Hopkins, “la deflación no suele ser un objetivo de política económica”, salvo que esté acompañada de crecimiento, como ocurre en este momento.

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¿Deflación significa alivio para los consumidores?

A primera vista, podría pensarse que sí: si los precios caen, el dinero rinde más. Pero la historia es más compleja.

En el corto plazo, los hogares sienten cierto respiro, admite Marte. Sin embargo, si la tendencia se prolonga, puede afectar el consumo, la producción y los salarios. En entornos con inflación muy baja o negativa, los aumentos salariales tienden a desaparecer, la actividad económica pierde impulso y la generación de ingresos se ralentiza.

En ese escenario, aunque los precios bajen, el bolsillo no necesariamente mejora si no hay empleo o si los sueldos permanecen congelados. Puede formarse un círculo negativo: menos consumo, menos producción y menor crecimiento.

Por ahora, no parece ser el caso en Costa Rica ni Panamá. Marte sostiene que ambas economías registran crecimiento y que la deflación actual forma parte de un proceso de ajuste, no de contracción. Incluso si el fenómeno se extiende algunos trimestres, no se considera alarmante.

Factores externos y decisiones internas

Las canastas de consumo de cada país también inciden. En Costa Rica, Panamá y El Salvador —que hoy está cerca del 0%— los precios de los combustibles y los alimentos tienen un peso significativo en el cálculo del IPC. En cambio, en países donde esa ponderación es menor, el impacto de las caídas internacionales es más moderado.

Las políticas internas también marcan diferencia. En El Salvador, por ejemplo, el subsidio a los combustibles ha permitido contener los efectos de la volatilidad externa.

De todos modos, los economistas consultados creen que la deflación observada no se consolidará en el tiempo. Acevedo y otros especialistas afirman que se trata de un fenómeno transitorio.

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¿Por qué no se siente en la vida cotidiana?

Aunque las cifras indiquen precios más bajos, muchas familias no perciben un alivio real. La comparación con los niveles previos a la pandemia es clave: el costo de vida sigue siendo elevado, incluso con variaciones negativas del IPC.

Costa Rica es el ejemplo más citado. Pese a la deflación, el país sigue siendo caro. La reducción de precios es marginal frente al aumento acumulado en los últimos años. Como dicen muchos costarricenses: “la vida sigue carísima”.

En resumen, la deflación en estos países responde más a ajustes luego de fuertes alzas que a un deterioro económico. No implica, por ahora, un riesgo estructural, pero tampoco significa que el poder adquisitivo haya mejorado sustancialmente.

 

Con información de BBC Mundo



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