sábado, octubre 18

“No podemos olvidar a los presos políticos”: Cardenal Baltazar Porras elevó su voz desde la Universidad Lateranense


En la antesala de la ceremonia de canonización del doctor José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles en el Vaticano, el cardenal venezolano Baltazar Porras aprovechó un acto en la Universidad Lateranense para lanzar un contundente mensaje sobre la situación del país.

Desde el recinto académico, advirtió que Venezuela atraviesa una realidad “moralmente inaceptable” y llamó a no apartar la mirada sobre los presos políticos.

Porras inició su intervención recordando que la Conferencia Episcopal Venezolana ha insistido reiteradamente en denunciar el deterioro social e institucional. “Vivimos en una situación moralmente inaceptable”, afirmó.

Del mismo modo, enumeró lo que considera los principales males del país: la reducción de las libertades ciudadanas, el avance de la pobreza y la militarización del poder como forma de control. También el aumento de la violencia y la corrupción. Además de la falta de independencia de los poderes públicos.

¿Qué ha dicho el cardenal Baltazar Porras sobre los presos políticos?

El religioso señaló que estas condiciones no solo afectan la vida cotidiana, sino que “impiden la convivencia pacífica y obstaculizan cualquier esfuerzo por reconstruir las bases de la sociedad”. En ese contexto, reivindicó el papel de figuras como José Gregorio Hernández, a quien describió como un símbolo de unidad nacional. “Se convierte en un ícono que amalgama a todos más allá de las diferencias”, dijo.

Uno de los momentos más emotivos de su discurso estuvo dedicado a los venezolanos privados de libertad por razones políticas. “No podemos olvidar a los presos políticos”, expresó con firmeza, al advertir que cada detención arbitraria representa una familia fracturada.

“Privados de libertad por razones no siempre claras, se rompe la unidad familiar y sufren todos sin que haya a quién responder”, lamentó.

Porras también hizo referencia al éxodo venezolano, recordando que millones han tenido que dejar el país en busca de oportunidades. Por lo que pidió que los migrantes sean “acogidos, protegidos, promovidos e integrados”, insistiendo en que “cada ser humano es hijo de Dios, portador de la imagen de Cristo”.

Para cerrar, apeló a la esperanza como motor de cambio. “Es una ocasión que la Providencia nos ofrece para contribuir a la construcción de una sociedad más justa, una democracia más plena y un país más solidario”, concluyó. Aunque dejó en claro que la celebración religiosa no debería opacar las deudas pendientes de la nación.

 



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